martes, 20 de marzo de 2007

Nuevo método de gobernabilidad en la región?

Recientemente presenciamos imágenes de parlamentarios ecuatorianos, literalmente sacados a empujones del parlamento o intentando entrar de la misma manera. Las imágines son indicativas de la situación del país: ciudadanía y clase política chocan dando cuenta de la inestabilidad institucional ecuatoriana.

Devolverse un poco en la trayectoria política del país, permite identificar tendencias interesantes. Durante la última década Ecuador ha contado, formalmente, con más de 10 presidentes; algunos cumplieron su periodo, otros permanecieron en el cargo sólo por meses, incluso horas. Con el pasar del tiempo, tal inestabilidad transitó desde el poder ejecutivo hacia el legislativo. En 2005 el grito de la ciudadanía de “fuera todos”, incluía tanto al entonces presidente Lucio Gutiérrez, como a los parlamentarios ecuatorianos. Hoy en día, se destituyen 57 parlamentarios, y ciertos sectores de la ciudadanía favorecen la decisión a la par que el apoyo al presidente Correa crece.

Sin entrar en detalles, el panorama que deja este episodio favorece al mandatario en un doble sentido: es un golpe contra la coalición de oposición en el Congreso, y un espaldarazo a la convocatoria a Asamblea Constituyente –tal como la propone el Ejecutivo.

Desde mi punto de vista, con lo anterior se va consolidando un paso más en la aplicación de un “nuevo método” de gobierno, ahora muy común en la región. Correa llega al poder con un discurso más o menos nebuloso: en él son claras las críticas al modelo neoliberal, el anti-norteamericanismo y la pro voluntad popular, pero no son claras las medidas o propuestas frente a ello. Más bien se anuncia que “ahora sí, se va a escuchar al pueblo”, y en esa lógica la convocatoria a una Asamblea Constituyente tiene pleno sentido. En el caso concreto, se habla de una Asamblea con plenos poderes, es decir, capaz de sustituir al Congreso electo en 2006, y de ahí, claramente, la negativa de la oposición parlamentaria a apoyar la iniciativa. Correa, de seguro, le apuesta a un triunfo en la elección de constituyentes y, también, en las elecciones generales que se deriven del proceso. Es una forma útil para garantizar gobernabilidad, pues una de las principales críticas que se hicieron a inicios de su mandato, fue el no contar con el suficiente apoyo del legislativo, para sacar adelante sus reformas.

Inaugurar el mandato con la convocatoria a Constituyente, fue el método puesto en práctica por Hugo Chávez en 1999, y luego aplicado por Evo Morales en 2005. Hasta el momento los resultados han sido favorables a los mandatarios. Las nuevas constituciones han inyectado legitimidad a los gobernantes que las impulsan, y a respectivos sus discursos, especialmente porque estos poseen fuertes cargas reivindicativas –es el caso de la llamada revolución bolivariana, y con mayor claridad del reconocimiento de la coca y los pueblos originarios. Sin embargo, al interior de los nuevos marcos normativos aparecen –y si ya existían, se reafirman- herramientas que pueden terminar por favorecer la concentración del poder alrededor del poder ejecutivo; de forma que, el llamado al pueblo termina por no ser gratuito.

No hay comentarios: