sábado, 31 de marzo de 2007

Los acuerdos comerciales y el discurso político

Dos hechos regresan a los Tratados de Libre Comercio -TLC y su impacto sobre la región andina, a la superficie del debate público. Se trata, por un aparte, de la posición del congreso estadounidense, ahora con orientación demócrata, buscando mayores garantías en las condiciones laborales (incluso el respeto de convenios de la OIT, que EEUU no ha firmado), y ambientales. Y por la otra, de la reciente visita del presidente peruano Alan García a Colombia. Visita en la cual la ratificación del TLC por parte de los respectivos congresos fue un aspecto central.

La discusión sobre el carácter político o netamente económico de este tipo de tratados ha sido amplia. Sin embargo resulta interesante constatar que el tema de TLC, en particular, siempre ha tenido valor político, de forma que, se utiliza a conveniencia, en los diferentes discursos de los gobernantes en la región.

El proceso fue, a grandes rasgos, así: El gobierno Bush, optó por la negociación de múltiples tratados bilaterales frente al fracaso del ALCA. Los sectores republicanos de ese país, apoyaron la iniciativa. En la región andina, Colombia, Ecuador y Perú iniciaron negociaciones. Bolivia participó como observador, pero con la intensión de entrar a negociar más adelante. Venezuela no participó. Si bien las reuniones se dieron de forma simultánea, los países andinos no negociaron como bloque. 2005 y 2006 fueron años electorales en la región, y en ellos la posición hacia el TLC fue un asunto de gran trascendencia. Los candidatos con orientación de izquierda cerraron filas frente al tratado. El triunfo de Morales en Bolivia cortó la intención de ese país de realizar alguna negociación al respecto. Fuertes manifestaciones en Ecuador, sumadas al triunfo de Correa, dejaron el proceso en ciernes para ese país. Chávez tildo la firma del acuerdo como una “puñalada a la CAN” y la utilizó como argumento para retirarse de la comunidad. Por la otra parte, la re-elección de Uribe en Colombia y el triunfo de García en Perú impulsaron la continuación del proceso. Incluso, el triunfo del sector demócrata en EEUU, puso frenos a los TLCs –si bien no se asumió una posición radical frente a los mismos-, mostrando que se trataba de una iniciativa principalmente republicana.

De todo lo anterior, resulta claro que la posición hacia el TLC ha sido, y muy probablemente continuará siendo, un claro símbolo de orientación política. Si se observa con mayor detenimiento, se verá que esto es demostrable tanto para el poder ejecutivo como para el legislativo, o para las agendas de los diferentes partidos.

Curiosamente, no sucede lo mismo con otra figura comercial entre EEUU y la región andina. Me refiero específicamente al ATPDEA. Cuya ampliación goza de favorabilidad tanto en el congreso estadounidense como en los gobiernos de la región andina sin importar su orientación política. Valdría la pena preguntarse, cual es el trasfondo de tal situación, y si un análisis puramente económico permitiría justificar el acuerdo frente a una figura como el ATPDEA y el desacuerdo frente a otra como el TLC.

1 comentario:

Anónimo dijo...

interesante. El interés por el TLC es claramente económico. Dado que es el (libre) comercio la mejor herramienta de política social, Colombia buscó integrarse desde los años 90 en el NAFTA. A pesar de sus frustraciones del momento, y el contexto político de entonces, la idea ha sido una constante. De allí que las negociaciones del TLC hayan tenido inicialmente un tinte puramente económico. Sin embargo, pronto incluyó aspectos políticos porque es visto como una herramienta adicional a la lucha contra las drogas (enfrentar las causas objetivas del cultivo ilícito). Sin embargo, los empresarios colombianos (como los agricultores estadounidenses que son demócratas y republicanos) son adversos al riesgo. Por ello, desafortunadamente se va a dar mayor prioridad al ATPDEA en oposición al TLC. En Colombia, ya es un hecho. Los líderes del Partido Liberal han mencionado recurrentemente archivar la aprobación del acuerdo hasta que no haya claridad en el Congreso de Estados Unidos (y son ellos mismos los que reclaman la mayor autonomía por parte de Colombi!!)